Definitivamente, Colonia del Sacramento en la República Oriental del Uruguay, es un lugar que hay que visitar alguna vez en la vida. Como mínimo una vez. Lo ideal es ir en invierno y luego en primavera. Yo opté por la primer estación, por ahora, y me mató el frio pero valió la pena.
Luego de ver un espectacular amanecer en el puente Rosario – Victoria, toda la ruta hasta Gualeguaychú es muy tranquila, demasiado para mi gusto. Sin camiones, sin micros de larga distancia, conducir se vuelve rutinario excepto por las lomadas y cuchillas a lo largo de la ruta que hace que cada bajada sea un paisaje diferente. Me imagino que en época de vacaciones de verano, el panorama debe ser otro.
Los últimos 25 KM antes de llegar al Puente Internacional Gral. San Martin empiezan a desfilar algunos carteles que quedaron del conflicto con la fábrica de pasta de celulosa Botnia, que asoma alegremente del otro lado del rio Uruguay en la localidad de Fray Bentos. Digo alegremente porque ahí está como riéndose de todos los entrerrianos que tanto lucharon y pelearon.
Y al fin en Uruguay, se siente la identidad: comienzan a flamear las banderas del vecino país, los próceres toman otros nombres, los pueblos, las calles, las patentes de los autos blancas y alargadas, el paisaje tiene otra fisonomía, se respira aire limpio y fresco a pesar de lo que digan de Botnia. Las banquinas son anchas y es por eso que pasar un auto se hace mas fácil porque el Uruguayo se hace a un lado para que uno se pueda adelantar. Ojo con la velocidad máxima: 90KM y quizás se pueda llegar a 100 pero hay controles en la ruta. Los que llevamos patente argentina somos famosos porque nos gusta correr y yo corro, quiero llegar.Ya en la frontera, me encuentro con el personal de Aduana y Gendarmeria donde casi no habia autos ni camiones esperando para pasar. El trámite es rápidisimo y todo el mundo muy cordial con el mate en la mano. Infaltable!
Luego de unas 4 horas de viaje, empieza a asomar Colonia del Sacramento. Llegue sin reserva de hotel, pero mucho no me preocupaba, quería ir a la costanera, al rio para ver como se veía desde el otro lado. Eran las 17:30 hs y me topé con un hermoso atardecer en Colonia que ya no volvería a ver al otro dia porque se nublo por completo.
Ahora si, a buscar hotel y donde sea porque muchisimo frío, estaba cansada y quería renovarme para nuevamente salir a fotografiar. No fue fácil pero por suerte encontré para una noche y al otro dia vere donde busco. Lo interesante es que en toda la ciudad habia un unico olor: leña. La gente calefacciona las casas a leña ya que se ve el humo por las chimeneas. Todo es muy romántico y pintoresco a la vez. Pareciera que el gas es caro porque otro método de calefaccionar era a electricidad.
Y llego la hora de la cena, aunque era muy temprano pero quería comer, recorrer la ciudad de noche y sacar fotos y mas fotos y fotos. Dormir en lugares como este es un desperdicio de tiempo.
Tenia ganas de una cazuela de mariscos asi que encontré un hermoso lugar, dueños españoles y como era muy temprano no habia nadie pero igual entré. La idea era comer y salir a sacar fotos y disfrutar la ciudad de noche.
No me pregunten el nombre del restaurante, porque ni me acuerdo pero estaba al lado de un antiguo auto rojo a una cuadra de la costanera. Lo que si vi fueron muchos perros, todos gorditos y hermosos que iban desfilando y entraban al restaurant a saludar uno a uno en fila para ver quien era yo, como «olia» y que información me podian sacar. Conté unos 7 pero la dueña me dice que son como 10. a mi no me molestaba que entraran y como no había gente, nadie se iba a quejar. Igualmente la dueña los echaba a todos.
Luego de charlar con el mozo, quien me contaba que vive en la Colonia Suiza y que aun duermen con la puerta abierta, me fui a recorrer Colonia. El viento me congeló las manos y me costaba mucho hacer foco con la cámara. Al lado del faro, se encontraban unos jóvenes jugando con unas bolas de fuego que de las 20 fotos que les saque, pude rescatar dos a duras penas.
8 AM del sabado, y arriba. Durante el desayuno la empleada del hotel discutía con la dueña «Uds siempre prometen lo mismo», me pregunto que le habrán prometido ¿un aumento de sueldo?, ¿ un uniforme nuevo?, ¿vacaciones? Un señor, avanzado en edad leia el diario del dia mientras tomaba un café. ¿habrá venido solo a Colonia?. No, apenas busco respuesta, la encuentro en la señora que se sienta junto a el. Una hermosa pareja, quizás ya con nietos grandes y ahora ellos disfrutando de la vida. Hago el checkout del hotel porque no tenían lugar para una noche mas y me voy a buscar otro hotel y terminé en «la Posada del Virrey», precioso hotel, hermosa la habitación, le gente muy cordial, y una casona de techos altos y muy cálida en todo sentido donde uno se siente como en su casa y además con el olorcito a leña. Se los recomiendo 100%, excelente ubicación además.
Colonia me hace acordar a la película «Una tormenta perfecta» por algún motivo. La calidez de la gente, todo el mundo se conoce, el gran rio transformado en mar, las embarcaciones, el viento. Solo faltan las olas y George Clooney.
Mucha llovizna, viento y frio y me voy a la antigua Plaza de Toros y a recorrer la otra parte de la costanera bordeando el rio/mar y me encuentro con una práctica de carrera de caballos y edificios y casas todo muy moderno y prolijjo y con humo de las chimeneas saliendo de cada hogar. En la costanero se puede ver gente que salio a caminar con su perro, a correr y algn que otro sentado leyendo el diario, quizas porque en su casa no lo dejan leer tranquilo. Buen lugar de escape.
El humo de las chimeneas y eso es calor de hogar como los dibujos que aprendimos a hacer en el colegio en la primaria.
¿sabian Uds que Colonia del Sacramento tiene la colección de lápices mas grande del mundo? Me enteré alli. Pertenece a la Flia Arenas en la granja Colonia donde no solo se ve la colección, sino aparte hay de llaveros, planchas antiguas, ceniceros, perfumes, y un sin fin de cosas mas. A su vez la granja vende dulces de todo tipo, caseros y quesos. Se los recomiendo si van.
Una vez de haber cargado el auto con una dotación de quesos y dulces, regreso a Colonia. Me sorprende que el tanque de nafta no baja, o anda mal el medidor o consume poco. Y menos mal, porque el combustible es mas caro que en Argentina. Si anda mal, me enterare. En todo mi trayecto me acompaña Carmiña, la española del GPS que anda con el mapa desactualizado y «recalcula» todo el tiempo.
Es una pena que el dia estaba tan nublado, tanto viento y frío que se me congelaban los dedos de la mano. De los pies ni les digo pero me importaba la mano para poder sacar fotos. Así que si algunas están desenfocadas me disculpan. Mas de uno dirá, ¿y porque no usa tripode? El trípode, bien gracias, estaba en el auto pero sacarlo, armarlo colocar la cámara y sacar foto, implicaba 10 minutos y como no fui a hacer una producción fotográfica, ahi quedo el tripode tal cual lo cargue en la camioneta. Después de 15 días de haber regresado a mi casa, sigue el trípode en el baúl.
Algo que me fascinó es el aspecto antiguo que le daba a la ciudad los autos estacionados de los años 30-40 o quizás 50.
Ciudad muy turística, pero no pierde su fisonomía ni su calidez del diario vivir. El que vive allí, es como si nada fuera. El que visita queda anonadado con tanta historia y calidez, (a pesar del gran frio). Colonia, una ciudad para ir solo, Colonia una ciudad para estar acompañado donde todo el tiempo se vive como en una película llena de imágenes y el único sonido es el rio-mar. Donde los peatones tienen la prioridad, donde nadie toca lo que no es suyo. Una ciudad que mantiene sus recuerdos en cada muro, en cada ladrillo, en cada calle, en cada arbol. El aroma a calor de hogar.
Ya llega la hora de volver, es domingo y quiero escuchar el partido River – Belgrano en la ruta, parar antes en Fray Bentos y conocer la ciudad que vive gracias a Botnia. Pero claro me encuentro con un problema: todas las radios pasaban música, la cobertura celular era deficiente asi que no podía seguir los resultados. no pude saber nada hasta que llegue a Victoria donde ahí me entere el 1-0 y viví la frustración de la gente en la estación de servicio cuando Belgrano hizo gol y luego le atajaron el penal a River.
Mi cara de felicidad creo se noto: me miraron mal con cara de pocos amigos. Así que pagué las galletitas que compré, la gaseosa y me fui, silbando bajo. A partir de allí, la Argentina seria otra, con un River en la B y yo extrañando Colonia y preparando quizás para conocerla en Primavera. ¿estará George Clooney?
Y por último: sabias que Colonia del Sacramento es Patrimonio de la Humanidad? Declarado por UNESCO en 1995.
PD: ah, no cargué nafta en Uruguay al final. El tanque que llené en Gualeguaychú antes de salir hacia Uruguay me alcanzo para ir y venir y cargar nuevamente en la misma estación. Llegue con el olor a nafta pero llegue. Y eso que anduve y anduve y anduve.
fotos:@ViajesyRelatos_
Nikon D90
lentes usados: 70-300 y 18-105 mm
«…como riéndose de todos los entrerrianos que tanto lucharon y pelearon.» jaja ta ta otro con no utiliza PH ni rollos de cocina jajaaa