No es un capricho de la naturaleza, sino la naturaleza en si misma que moldea, cambia y transforma la tierra para que podamos ver éstos lugares mágicos y disfrutarlos. Es el Cañon del Atuel, en Mendoza, muy cerca de la ciudad de San Rafael.
Cada rincón, cada sendero y cada camino es un sin fin de formas y colores que transforman el paisaje mientras lo recorremos. Y me doy cuenta que no soy nada ante la magnitud de lo que veo.
El circuito del cañón del Atuel, un viaje de unas 3 a 4 horas que hice en auto (no es necesario 4X4) y se puede ingresar por la ruta 40 o sino por la villa turística de El Nihuil. Yo lo hice por el Nihuil. En gran parte del trayecto se bordea el río Atuel, correntoso de aguas muy clara y limpia que proviene del deshielo en la cordillera de los andes y que por ende se practica rafting.
Por otro lado, durante el recorrido se pasa por el complejo hidroeléctrico Los Nihuiles. Que lástima que una obra de ingeniería se encuentre dentro del mismo cañón aunque resulta ser curioso como la obra de algún modo de mimetiza con la naturaleza. Es cuestión de imaginación y no pensar tanto y disfrutar. Recuerdo que en el hotel me decían que se podía ver cóndores en el cañón. Pero una vez lo recorrí me di cuenta que era imposible porque eran tantos los cables y torres que cruzaban la zona lo que hacia imposible que el cóndor pueda desplegar sus alas. Lo único que vi fueron cientos de jotes.
Entre formaciones de origen volcánico se mezclan túneles y puentes y formas que surgen de la imaginación: el Museo de Cera, el Sillón de Rivadavia, los Monstruos, el Lagarto y los Viejos. Pero éstas formas quedan libradas a la imaginación de cada uno porque no todos vemos las cosas del mismo modo
Otras actividades que se pueden hacer son: tirolesa, trekking, parapente, cabalgatas, esquí acuático, pesca y sino sentarse a tomar mate y disfrutar de lugar.
